Juan Diego Cruz
Lorena Marín
«Un acto de fe»: así llamó Fanny Mikey al primer Festival Iberoamericano de Teatro, celebrado en 1988. Aquel acto de fe en el teatro, en un público novato, en la sociedad colombiana, en la cultura como herramienta para el desarrollo, fue dando frutos: comenzó a escribirse la historia de uno de los eventos culturales más queridos y significantes de nuestro país. Desde entonces, cada dos años, en los meses de marzo y abril, Bogotá entera se convierte en el más grande escenario de teatro.Este mes, por vez primera, Fanny, la mujer coronada por su inconfundible melena colorada, no llevará la batuta del festival. Su legado, no obstante, perdurará por siempre. El festival ha quedado en las mejores manos, las de Ana Martha de Pizarro, fiel escudera de Fanny desde el nacimiento del Iberoamericano.
Fanny no sólo dejó una huella de entereza, de valentía a toda prueba, sino que se convirtió en un ejemplo de cómo se debe gestionar la cultura. Por medio del teatro, ella logró que Colombia fuera más visible y mostró —a un pueblo ávido de cultura— lo mejor del teatro mundial. En los años más difíciles, cuando nadie quería venir al país, el festival fue un faro que atrajo la atención de artistas de los más diversos lugares del mundo.
Sí, Fanny es un ejemplo de buena dirección, de constancia. La mejor manera de corroborar la grandeza de Fanny es mirar cómo ha ido creciendo el festival. En la primera edición se presentaron 59 grupos de 21 países; este año lo hicieron 80 compañías de 40 países de los cinco continentes. Durante los días del festival, el turismo crece sustancialmente. Otro ambiente, uno más abierto y alegre, se respira en los días del Iberoamericano.
Cuando Fanny murió, el alcalde mayor de Bogotá, Samuel Moreno Rojas, al rendirle un homenaje dijo: «Ella nos enseñó a habitar nuestra ciudad de una manera diferente, al materializar un principio irrefutable: la cultura es un lenguaje común que nos permite encontrarnos en medio de nuestras diferencias para hacer de nuestra ciudad un mismo propósito». Fanny nos dejó un legado que nos hace privilegiados. Ahora tenemos que sostener lo que ella mantuvo siempre vivo.
Desde la Alcaldía Mayor de Bogotá, apoyamos decididamente el Festival Iberoamericano de Teatro con un importante aporte económico. Somos conscientes de que el apoyo a la cultura debe ser continuo y democrático. Paralelamente al Festival Iberoamericano, se celebró otro gran festival que tiene a otra gran mujer, Patricia Ariza, como directora y fundadora. Se trata del Festival Alternativo de Teatro, que nació hace 16 años con el objetivo de fortalecer los vínculos entre los artistas, dar un estímulo al teatro regional colombiano, crear nuevos públicos. El Festival Alternativo estuvo en lugares no convencionales: su programación incluyó presentaciones en espacios públicos como parques y plazas de mercado.
Los precios cómodos demostraron que este festival busca que toda la ciudadanía tenga acceso a teatro de buena calidad, a la medida de su bolsillo. El Festival Alternativo también es apoyado por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. El que ambos festivales se realicen en las mismas fechas, hace que la ciudadanía tuviese la oportunidad de escoger qué obras y qué tipo de teatro quiere observar.
Los habitantes de Bogotá tuvieron un escenario al alcance, una nueva obra que ver. Las más diversas expresiones culturales se encontraron en la capital en los espacios públicos, en todos los teatros, y entre éstos al renovado Jorge Eliécer Gaitán, patrimonio histórico de la ciudad.
Una vez más se ‘subió el telón’ en Bogotá y nos sentimos orgullosos de abrir nuestros escenarios al mundo porque, después de todo, como lo afirmó el gran actor inglés sir Laurence Olivier: «En una pequeña o gran ciudad o pueblo, un gran teatro es el signo visible de cultura».
Fuente: http://www.ciudadviva.gov.co/portal/node/16
